August 4, 2024

No tienes que ser excepcional para ser exitoso

Perspectivas sobre por qué lo que importa es otra cosa.

Llevo todo este año pensando cómo darle un feedback a un pupilo. Este es un personaje que lleva doce meses como profesional, tiene una muy buena actitud y es más ‘street smart’ que ‘book smart’ (tiene más malicia indígena que inclinación por los libros o buenas notas). Nadie diría que es un genio, pero menos aún que es bruto.

Como sucede con la mayoría de profesionales de esta nueva generación, le gusta la retroalimentación constante, y además, le gusta ganar. La pregunta obligada que le da rondas en la cabeza desde que arrancó es “¿Qué tan buen trabajo estoy haciendo?” 

Nótese que este personaje, hombre, agresivo, y bastante ambicioso SABE que no está haciéndolo mal, de ahí su pregunta qué -tan buen- trabajo está haciendo, y no el condicional más común “por favor, cuéntame -si, ojalá- estoy haciéndolo bien”

Cuando alguien ‘nuevo’ me hace esta pregunta, siempre me cuesta responder porque no sé si están buscando una felicitación o genuinamente quieren un punto de referencia. Suelo asumir la segunda, pero referencia relativa a qué?

“¿Con qué te estás comparando?” Respondo. “¿Con lo mejor que puedes hacer? ¿Con tus amigos del colegio? ¿De la carrera?¿ La media de Truora? ¿De los strong performers? O, ¿con la mejor gente que yo jamás he trabajado?”

La pregunta la hago tanto para mostrarle que existen grupos de profesionales con unos estándares de calidad más altos a los que está acostumbrado a compararse, e incluyo la frase ‘contra lo mejor que podes hacer’ porque esa debería ser la única que le importa, o por lo menos, la más importante, ya que esa está dentro de su control. 

“Pues, pues, pues, contra lo mejor de lo mejor que has conocido.” 

Esta es la respuesta típica, de la mayoría de pupilos ‘overachievers’ que quieren comerse el mundo, y francamente me defrauda un poco.

“¿De lo mejor con los que he trabajado? No llegas ni al top 10, de pronto al top 20 pero no creo.” Esta sería la respuesta más honesta que le podría dar, pero no me parece útil.

Parte de mi trabajo es motivarlo para que crezca lo más rápido posible y sea la mejor versión de sí mismo. Lo que suelo decirle es: “Te falta mucho sobrino. Estas son las cosas obvias que podes mejorar mañana mismo.” 

Volviendo a este último muchacho que me pidió guía. Si soy completamente honesto conmigo mismo, creo que, ni con su mejor esfuerzo, este muchacho va a hacer un trabajo genuinamente excepcional siendo estrictos en la descripción.

Todos conocemos a algún ser mítico genuinamente increíble. En mi universidad el ‘MÁS’ de todos se llama David Oviedo - aka el Zorro Oviedo, aka el Genio Oviedo, aka 4.8 de promedio en Ingeniería Electrónica y Mecánica Oviedo - aka el que una vez mandaron al tribunal consejo académico (acusado por fraude) por que su pulso era tan cierto y sus trazos tan finos que creyeron que usaba instrumentos en las tareas de mano-alzada, y sólo cuando entregó su cuaderno lleno de obras de arte, cómo evidencia, le creyeron y ofrecieron miles de disculpas.  

Ese, Oviedo, es un tipo excepcional. ¿De esos hay 1 por cada 300? ¿1 por mil? ¿1 por 10 mil probablemente? No sé cual es el número, pero eso man es excepcional. 

¿Otro ejemplo? Jon Nofs, un banquero que conocí cuando estuve en Nueva York. A sus 23 años él tenía un entendimiento de banca de inversión impresionante, y un promedio universitario más bien mediocre.

De entrometido cómo siempre, quería entender cómo era eso posible. Cuando le pregunté por qué todo el mundo en su grupo tenía notas perfectas (4.0) y él no, a pesar que era claramente más inteligente me dijo, “I’ve never really tried for anything in my life, I’m not really trying that hard now really, but more than before.” Que traduce “Nunca me he esforzado para nada en la vida, ahora no me estoy esforzando mucho la verdad, pero sí más que antes.”

Nofs, claramente es excepcional, tan excepcional que esforzándose sólo un poco le daba tres vueltas a sus amigos de Harvard, Wesley y Notre Dame. Casi como Messi jugando con sus amigos del barrio.

No sé de dónde salió esto, pero como sociedad pareciera que creemos que debemos ser excepcionales/increíbles/impresionantes, para ser exitosos laboralmente hablando.

Si lo inspeccionamos un poco, esa forma de pensar es absurda. Cierra los ojos e imagínate jugando fútbol, tenis, o el deporte que te guste. ¿Sientes que eres increíble? La respuesta lejos es que no. 

¿Por qué podemos ver a Messi jugando fútbol, y estar perfectamente cómodos sobreviviendo el fútbol 5 los domingos?.¿O podemos ver a Nadal o Djokovic siendo magos del tenis, y salir el sábado a jugar Pádel? ¿O puedes oír a Shakira en la radio de camino al Karaoke donde destrozas su discografía con voz desafinada pero con mucha actitud? Ah pero en el mundo laboral tenemos que creernos ‘LOS MEJORES’ o sino no valemos nada.

¿No existe también el Messi de los negocios, el Nadal de las ventas o el Jordan del product management? Estoy seguro que existen, o una versión de ellos. 

El mundo de los negocios es TAN SENCILLO en comparación al fútbol, o al tenis, o a la F1, o a la música, que para ‘ganar’ en esos mismos términos, solamente hace falta ser competente. Con ser bueno en la liga de barrio es más que suficiente, no hace falta ser excepcional, sólo competente y un poquito enfocado.  

No tenemos que ser Messi en fútbol, o Nofs en banca, u Oviedo en datos, para tener una buena carrera. Lo único que tenemos que hacer, para tener una gran carrera profesional, es ser competentes, y esforzarnos por aprender y producir, por un periodo de tiempo largo. Sólo con eso es completamente posible tener una gran carrera. 

Yo definitivamente no soy el mejor CEO que conozco, ni estoy en el top 10, ni top 30, y esto es sólo de los que conozco. ¿Competente? Seguro. ¿Mejor que el año pasado? Absolutamente. Pero, ¿Lo mejor de lo mejor? Ni por ahí. Lo que sí llevo es un rato dándole a esto, y eso ayuda mucho. 

Volviendo a mi pupilo, que pregunta con ansiedad y afán que delata que sólo lleva dos semestres de graduado de la universidad “¿Qué tan bien voy?”

Cuando lo que quiere en realidad es algún tipo de reafirmación que su deseo profundo se está cumpliendo. Que ‘lo está logrando’,’lo va a lograr’, que por el camino que va, ’será alguien en la vida’. 

La respuesta a su pregunta es “No sé todavía, porqué excepcional, no sos, y eso está bien. Y sobre qué tal te va a ir, el tiempo lo dirá.”

Si este muchacho toma los próximos 10 años y se preocupa genuinamente por aprender todos los días, en vez de preocuparse por si es ‘mejor que el del lado’, cuando se voltee y mire hacia atrás, va a ver la obra de su trabajo, y esta va a ser significativa e impactante. 

Obviamente, también necesitará tener ambición, ojalá haber elegido un mercado que esté creciendo, seleccionar bien a sus mentores y managers, asegurarse de no ser el más inteligente en ninguna parte, y la suerte nunca sobra. Pero si él sólo se enfoca en una cosa: aprender, aprender, aprender y aprender y cada vez más rápido, sí o sí va a tener una buena carrera. 

¿Me parece que es excepcional, como Nofs? No, ni por ahí, y no tiene que serlo. Así cómo no lo son sus compañeros analistas banqueros de ese genio. Ellos, ahora 10 años después, trabajan en Private Equity, VC, son directores de Consultoras o tienen sus propios negocios, y objetivamente tienen unas carreras increíbles, vos tampoco tenés que ser como Nofs para que te vaya bien. 

Quiero concluir con una claridad que me ha tomado años poner en palabras.

Algunos creen que compararse motiva, esto es sólo parcialmente cierto. Pero si les pides que te expliquen más a fondo su lógica, te das cuenta que, al compararse con otros, te ves cómo menos y te sientes cómo menos. Esa sensación de no valer, de no importar, esa angustia profunda, o te obliga a moverte y ‘no perder’ (en el mejor de los casos) o te llena de tristeza y frustración al ver la vida pasar y no hacer nada al respecto.  

El miedo no es un gran motivante, es desgastante y te llena de dolor.

Si en cambio, te hablas con cariño y te dices “yo sé que puedo aprender más rápido, sé que voy a mejorar” en vez de estar preocupado mirando a los lados, y solo te ocupas de tratar de ser mejor para ti todos los días, con eso ya estás del otro lado. 

Tal vez no seas excepcional, pero en cuanto a éxito se trata, te aseguro que no serás la excepción. 

Fin.

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